14 de diciembre 2021
Jorge Carrión: narrar desde los lenguajes del Siglo XXI
El escenario cultural estalla de plataformas digitales para la creación y la recepción. Ciertas prácticas periodísticas rozan lo que hace poco catalogábamos como ciencia ficción. ¿Hay fronteras o intersecciones? “Corresponsal del tiempo presente” con base en Barcelona, Carrión ofició de guía en experiencias de vanguardia e hizo énfasis en los cambios de una época en la que “la realidad” dejó de ser simple y pasó a ser “compleja y bífida”. Aquí, algunos apuntes del encuentro organizado por la Fundación Periodismo Patagónico el 7 de diciembre pasado.
Por Marcia Cide.
La clase magistral de Jorge Carrión en la Fundación Periodismo Patagónico tuvo al zoom como nexo y las pantallas como escenario de encuentro. El autor de “Lo viral” (Galaxia Gutenberg, 2020), deseó estar en Bariloche y contó que durante su último viaje a la cordillera argentina perdió todas sus pertenencias en un robo y entonces, una biblioteca popular fue su refugio en la montaña.
Ahora, la llegada a la Patagonia fue desde su propia biblioteca, con sus libros como marco, con la mediación de Internet para reunirse con estudiantes, periodistas, lectores y lectoras, docentes. Todes con la atención puesta en el “corresponsal del presente”, como se define Carrión en su podcast Solaris.
El título “¿Cómo puede el periodismo analizar la cultura digital?” hilvanó la presentación: “Hoy tenemos herramientas como zoom, metáfora del tema de esta charla: la cultura digital y cómo las interfases, los intermediarios, las herramientas tecnológicas se han convertido en enormes productoras de cultura y sobre todo las nuevas plataformas en el ámbito de difusión y representación de la cultura”.
Carrión compartió la propuesta de Forensic Architecture (FA): “Un proyecto que me tiene fascinado desde hace varios años -dijo-, muy interesante, muy nuevo, muy inspirador”. ¿Por qué? Lo considera una avanzada de las nuevas gramáticas y modalidades del trabajo periodístico en el Siglo XXI. En sus palabras, esta organización multidisciplinar dedicada a investigar y denunciar violaciones a los derechos humanos y ambientales, trabaja desde:
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Autopsia a la realidad mediante entrevistas, mapas, reconstrucciones de espacios, cartografías.
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Autopsia a internet: a través de video, audios, redes sociales, cámaras de seguridad con archivos en la nube, dispositivos, todo lo digital en relación al eje investigado.
“Así FA llega a una conclusión sobre lo que ha ocurrido. Parten de una memoria de la realidad desde internet y desde allí producen piezas, dispositivos, artefactos narrativos impecables desde el punto de vista ético y estético. Sin olvidar que son artefactos bellos con ética, datos, investigación, compromiso con fuentes y verdad. Y desde la presentación y el nivel del impacto visual en lo estético, en su naturaleza bella también son impecables. Inventaron formas nuevas de narrar: videos sintetizados, construidos con muchos videos y vas pasando de uno a otro para ver a ese personaje, a ese asesino, a esa víctima, cómo caminaba… Son remixes, son remezclas, con una nueva orientación: reconstrucción forense a partir de la búsqueda sistemática en internet o en otros archivos”.
Carrión se tomó el tiempo para describirnos con detalle ejemplos de investigaciones realizadas de esta manera.
¿Qué extraer del trabajo modélico de Forensic Architecture? El periodista y crítico cultural propone:
1) Crear/inventar nuevas figuras profesionales a partir de las figuras existentes. “El fundador de FA, Eyal Weizman es arquitecto, periodista y entendió que el modo de trabajar hoy es en alianza con otras disciplinas y formándose en otras disciplinas”. Esto crea en palabras de Carrión una: “cualidad poliédrica del Siglo XXI”.
2) Buscar nuevas alianzas para desarrollar el trabajo periodístico: en FA hay alianzas internas, entre Antropología / Periodismo / Informática / Inteligencia Artificial (IA) / Cartografía / Biología / Física y también fuera de la propia agencia, desde la Universidad de Londres, que les da una estructura formal, administrativa e incluso intelectual. Y con ONGs, fundaciones, Comisiones de la Verdad por ejemplo en Colombia, en la ONU. “Quien esté dispuesto a colaborar/trabajar para conseguir unos resultados y defender un mensaje o denunciar atropellos de los derechos”, premisa de la entidad.
Otro periodismo
Propone Carrión: “Hay que crear nuevos dispositivos narrativos para contar historias e ideas. Las historias están sobrevaloradas, parte del trabajo de un periodista sobre todo cultural es contar ideas, no solo historias: a mí, el ensayo narrativo me interesa más que la historia de perfiles y de experiencias puramente narrativas”.
El autor plantea e insiste en la nueva era de la cultura, que abarca el universo periodístico y conmueve su cimiento positivista, la idea de “objetividad”: “Es una convención o fruto de una época concreta, vinculada al negocio del periodismo. La crónica, de un modo natural está escrita en primera persona, pero no habla sobre el yo -como dice Martín Caparrós. Al menos, generalmente, porque hay excepciones como las de Gabriela Wiener o Pedro Lemebel”.
Carrión sostiene que hoy asistimos al fin de los medios tal como los conocimos en el Siglo XX, con su jerarquía, su verticalidad: “Su idea de firma, que se impone desde lo alto de la pirámide, del trono del que opina. Todo esto ha caducado, vivimos en la época de la horizontalidad, del prosumidor, de la crisis de las formas tradicionales de entender el oficio y sobre todo de financiarlo y por todo esto impera hacer lo que ha hecho FA: impera reflexionar sobre esos cambios, impera buscar modos de adaptarnos, de proponer, no de reaccionar cuando nos despiden o cierra un medio. ¡No! Reinvéntate antes, intenta reinventar tu medio para que no cierre y estar siempre reaccionando. Entonces adelántate para que los cambios te encuentren en el mejor lugar posible”, propuso a los y las asistentes de la clase magistral organizada por la Fundación de Periodismo Patagónico.
Cambios de los últimos 30 años
Desde su casa en Barcelona, siempre en tono entusiasta y directo, Carrión sintetizó en tres las profundas transformaciones culturales del Siglo XXI, un presente de intersecciones entre realidad y ficción del que se erige en “corresponsal”:
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Digitalización: el acceso a la cultura es a través de Internet: videos, música, libros, juegos. “Se digitalizó el mundo en el ámbito de la recepción y también en el de la creación”.
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Serialización: las redes sociales rápidamente sintonizaron con la idea de partes potencialmente infinitas. Esto, a su vez, alimenta las redes sociales. “Todos somos series en nuestras redes sociales”.
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Inteligencia Artificial (IA): “Tantos datos solo los pueden leer los algoritmos y la multiplicación exponencial de datos va a hacer que todo esté interconectado y ya solo los algoritmos podrán entender lo que está pasando. Ya no se puede trabajar desde la crónica sino que hay que optar por la ciencia artificial. Ese panorama ha llevado a una nueva cultura, que evidentemente ha provocado la existencia de nuevos lenguajes artísticos y culturales, de nuevos objetos culturales. Diría que el Periodismo Cultural, la crítica cultural, tiene que integrarlos urgentemente”.
Presentó entonces el concepto de “OCVI”: Objetos Culturales Vagamente Identificados. Y enumeró sus características: naturaleza digital, híbrida; su objetivo es la viralidad en acto o en potencia. ¿Por qué? “Porque lo viral es un misterio, nunca sabemos qué va a ser viral, pero sí podemos diseñar objetos culturales con el objetivo de que lo sean. Y eso ya marca la genética de ese objeto cultural que es creado por influencers, instagramers, cronistas, youtubers, diseñadores gráficos”.
Entonces nos acercó otro OCVI: “Eva Stories”, para él obra maestra capaz de emocionar y llevar a la reflexión. (https://www.instagram.com/eva.stories/?hl=es)
Carrión intentó advertir a quienes plantean una frontera entre lo cultural y las realizaciones del mundo digital: “La visualización de datos, el meme, todo lo que se les ocurra -que circula en internet- y en términos de lo que se comparte, se comenta, se consume: es cultura. Son objetos culturales y merecen nuestra atención como periodistas. O bien, ¿sólo queremos estar informados?, ¿perder el pulso al presente?”
En este sentido, la mirada de Carrión sobre lo digital -en una sociedad con plena conectividad- abre el horizonte de realizaciones, de discursos: y entonces esta nueva cultura es capaz de conmover las bases monopolizantes y hegemónicas de aquel mundo pre internet. “El Siglo XX nos acostumbró a que depende de la agenda cultural (mediática) la película que se estrene, el libro que se publica, la obra de teatro que llega a tu ciudad. Pero en verdad la cultura va más allá de la industria cultural y debemos encontrar modos de representar todo aquello que importa, porque el periodismo tiene que representar lo que importa en un presente concreto”, alentó entusiasmado. “Es importante no repetir el error histórico que han cometido los críticos culturales: los de pintura de hace 130 años dijeron que el Impresionismo no era pintura y después la Historia los ha dejado como lelos”.
Objetos culturales como síntoma de un momento
En esta línea de derribar prejuicios ante las realizaciones de la era digital y de comprender qué representan en la sociedad en la que surgen, Carrión planteó que hay objetos culturales que desaparecen, pero eso no significa que no sean significativos. “Sí son el síntoma de algo que está ocurriendo en un momento histórico dado”.
Aclaró que no solo esta forma digital ha creado nuevas criaturas digitales sino también nuevas estructuras culturales. Y criticó que ese proceso no se está analizando hoy, aunque merece nuestro interés, estudio y seguimiento.
Entonces acercó orientaciones ante los interrogantes ¿Cómo podemos analizar esas criaturas digitales y culturales nuevas? ¿Cómo podemos analizar esas estructuras nuevas formadas por redes, algoritmos y sistemas de inteligencia artificial?
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“Desde dentro: desde su propia lógica. Observar sus características, su plataforma, su protagonista, su creador, su algoritmo. Significa ver muchos videos en youtube, seguir perfiles de twitter, invertir tiempo en productos culturales que pueden no interesarte, gustarte, pero que como arte es fascinante. Llegas a conclusiones interesantes sobre nuestra época a través de la letra, los ritmos, las puestas en escena de esos artistas en spotify, en las redes”.
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“Estamos acostumbrados a ver el mundo desde nuestro prejuicio, lecturas y estudios y, de allí, ir a la particularidad. Y creo que es al revés: empezar desde la particularidad y recién después tus herramientas pueden ser parcialmente útiles para una segunda lectura. Releer los maestros de la crítica cultural: Charles Baudeleire, Walter Benjamin, Susan Sontag”.
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“Trazar alianzas con ingenieros, programadores, diseñadores, que nos permitan analizar lo que no sabemos analizar: big data, fórmulas de la matemática, programación, códigos que nos permitan contar las historias que queremos contar con un diseño atractivo, interesante, para ese nuevo ecosistema”.
Carrión enfatizó en que el periodismo necesita reacción y acción: “No solo tenemos que leer las nuevas criaturas digitales sino también producir las nuevas criaturas digitales. No podemos escribir artículos como en el Siglo XX sobre una película o una exposición o sobre un podcasts o un tweeter. La mejor historia para eso sería la visualización de datos, un texto con hiperlinks, un podcast o visualización de datos o como sea”, siempre desde el lenguaje y la gramática del Siglo XXI.
Un libro recomendado
“El libro que yo leería como introducción a todo esto es ‘The Game’ de Alesandro Baricco. En mi libro ‘Lo viral’ hay una conversación que tuve con él cuando empezó la pandemia, hay un video en youtube en el que hablamos sobre The Game. Allí Baricco analiza el mundo contemporáneo y dice que el storytelling ya no es lo que era. Dice que era el arte de contar cuentos, de seducir, hasta hace 20 años codificado de un modo escrito, oral o visual y ahora es otra cosa. Es el diseño de un discurso, de un contenido para que pueda navegar rápidamente por la red. Y esto es algo que no podemos perder de vista.
Como estamos en un mundo doble, físico y virtual, con un paradigma nuevo, un mundo dominado por las redes y los algoritmos, entonces es importante que recordemos que tenemos que diseñar nuestro discurso para que llegue a receptores naturales a través del nuevo paradigma y no solo desde el viejo. Por tanto, encontrar en el diseño gráfico, en las redes, en el estudio de internet, trucos, reglas, ideas, para que nuestros dispositivos puedan llegar a nuestros lectores como nuevos objetos culturales. Observemos el ecosistema para crear nuestro propio modo de encontrar recepción en ese ecosistema”.
Ida y vuelta con asistentes a la Clase Magistral
Gran parte de las audiencias están en Internet y quedarse discutiendo la herramienta puede hacernos perder el tren...
En el Podcast The evening Rocket la profesora Jill Lepore, de Harvard, se refiere a Elon Musk y cómo sus lecturas de ciencia ficción nutrieron su vida personal y lo hicieron de los hombres más ricos junto con Jeff Bezos. Y lo que comparten ambos es que fueron parte del Club de Astronomía en la universidad, querían conquistar el mundo: y lo están haciendo… El poder ahora está ahí, ¿no? La realidad es compleja y múltiple, el poder está en lugares nuevos, las herramientas están en lugares nuevos y si no queremos quedarnos fuera de juego es importante conquistar esos espacios.
Otro ejemplo: Jaime Altozano, extraordinario crítico musical. Ha desbancado a todos porque se dio cuenta de que donde se podía comunicar era en youtube y para hacerlo era mejor tener un piano y un ordenador al lado. Con las herramientas y la filosofía, hacer un periodismo pertinente que cubra lo que el periodismo no está cubriendo.
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Cómo no olvidarnos -si es que hay que hacerlo- del contenido frente a estos nuevos formatos.
El contenido es la base, puede tener mucha repercusión con una forma atractiva, inesperada, sexi, pero si el contenido no apoya la forma esa reacción es epidérmica, banal, superficial. Lo ideal es partir de un contenido muy potente y después encontrar la mejor forma para contarlo. Si no descubres una buena historia esa presentación se cae. En el periodismo tradicional predomina la fuerza en el contenido. En el viral, la forma; y se descuida el contenido. Por eso, lo ideal es encontrar un aliado/aliada que consiga convertir tu historia en algo atractivo, interesante. Entonces, ambos ganáis.
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¿Hay un fetichismo de la información y los datos?
Hay tendencia al periodismo de datos, no hay modo de entender la realidad sin big data, de modo que es un camino válido. Forensic Architecture es un ejemplo de cómo de los datos masivos se puede extraer un storytelling potente, más allá de los datos y la matemática, convertirlos en historias, en objetos narrativos. La alianza entre el nuevo periodismo de datos y el periodismo de contar historias es una alianza ganadora.
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¿Sigue vigente la esencia del oficio del periodismo?
No creo en las esencias de nada, es importante siempre mutar, hibridar. Creer en la verdad como utopía, como meta imposible, creer en las herramientas y en la artesanía, hay que creer en la experiencia; hay cuestiones que uno aprende con el oficio y son válidas pero siempre pensar que las esencias no son buenas sino que lo que se impone es la mutación.
El problema es estructural. Las facultades de Periodismo no pueden mutar al ritmo de la realidad. Y hay una especie de desfase entre el mundo y las instituciones que tienen la función de formar y representarlo. Es el gran problema que tenemos hoy, entre que reacciona la universidad y los medios, ya aparece tik tok, hilos de twitter, youtube, los blogs. Yo no publicaba hilos porque pensaba que la competencia era desleal: porque publicás en fragmentos sin cobrar por ello. Pero los que no tuvieron problema por ello ganaron 30 mil seguidores que los que no lo hicimos no los tenemos. Y yo no me arrepiento, tengo mi ética, mi posición, pero hay que actuar con inteligencia, con astucia, sin traicionarte, porque si no, de algún modo quedas fuera del sistema. Hay que buscar modos de hackear y estar dentro y fuera constantemente.
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¿Considerás que las temáticas culturales predominantes de la actualidad -el individualismo, el presente y el consumo- son retroalimentadas y magnificadas por los medios digitales?
Si, sin dudas, hay muchas redes. Cada uno de nosotros personaliza el algoritmo, sus redes. No hay una cultura fuera de la que uno tiene en su cabeza pero el cambio está siendo muy fuerte en términos de que hace unos años importaba el autor, la autora del libro y su trayectoria y ahora lo que importa es la marca personal y el tema: las etiquetas del libro son más importantes que cómo se conecta ese libro con lo que escribió antes. Sí hay individualismo y capitalismo pero una cuestión más importante es cómo gira nuestra percepción de la cultura según lo que la plataforma define. El algoritmo no piensa la autoría y nosotros estamos empezando a pensar como piensan los algoritmos.
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¿La academia queda "semi-obsoleta" o atrasada frente al avance del sin número de herramientas de software para generar contenidos y producción?
No, si la academia sabe contratar a los profesores que tiene que contratar y si sabe encontrar zonas de laboratorio como FA en la Universidad de Londres, que se da cuenta que si consigue cierto dinero para sostener esa estructura, lo que va a lograr con esa inversión es muy grande. Otro ejemplo es Harvard con el Harvard Metalab: es buscar el modo de no quedar afuera.
También (pesan en la academia) las inercias de lo público: los funcionarios, las plazas, los presupuestos y por eso tienen más posibilidades de quedarse siendo obsoletas y desfasadas. Y tampoco es un plan lo que hace la Universidad Autónoma de Madrid, que va a hacer un Máster en el Metaverso. No es el modo de estar en el mundo contemporáneo, no se trata de hacer el juego y apoyar a Max Zuckerger, que tiene algo de psicópata. Sino de encontrar un equilibrio entre obsoleta y desfasada con laboratorios y estrategias para cuando sea posible dar el paso y actualizarse.